El gestor de navegación aérea en España dependiente del Ministerio de Fomento, Enaire, ha gestionado desde 2018 hasta 42 vuelos de drones en el espacio aéreo de Castilla y León, un total de 12 en lo que llevamos de año.
Según ha informado a Efe este organismo, se espera un "crecimiento exponencial" de unas autorizaciones a pilotos y operadores de aeronaves tripuladas por control remoto (RPAS) que tienen que ver, principalmente, con "trabajos aéreos de fotografía, agricultura de precisión y vigilancia" como, por ejemplo, los once utilizados por la Dirección General de Tráfico (DGT) sobre las carreteras.
Enaire, que vela por la convivencia segura de los drones y el resto de tráficos aéreos, ha anotado en España más de un millar de operaciones desde la entrada en vigor del Real Decreto 1036/2017, de 15 de diciembre, que regula la utilización civil de las aeronaves pilotadas por control remoto.
De éstas, 255 han sido en los primeros ocho meses de 2019 frente a las cerca de 800 de todo 2018.
La gran mayoría de estos vuelos, que tienen limitada su altura máxima a los 120 metros, han sido en espacios aéreos no controlados, con tan solo 86 (23 en 2018 y 63 en lo que llevamos de 2019) en 'terreno' bajo control.
Para volar un dron en espacio aéreo controlado se requiere previamente un estudio aeronáutico de seguridad que analice y mitigue los posibles riesgos y, una vez obtenido, la autorización de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
"El crecimiento del número de pilotos y operadores de aeronaves tripuladas por control remoto (RPAS) requiere adaptar el sistema de navegación aérea para atender sus necesidades", ha asegurado Enaire, que el 20 de marzo de 2018 lanzó una aplicación web para ayudar a los usuarios a planificar sus vuelos con garantías.
Enaire Drones presenta sobre un mapa los espacios aéreos de España con las zonas donde está permitido el uso de drones, así como las áreas a evitar. Entre ellas, las que contienen fauna sensible como el área de recuperación del oso pardo en el Parque Nacional de Los Picos de Europa.
También es importante sortear aquellas áreas de control aéreo cercanas a aeropuertos, helipuertos, aeródromos, bases militares, centrales nucleares o espacios naturales que requieren un permiso adicional para volar este tipo de aeronaves.
Incumplir la normativa en su utilización puede acarrear multas para el aficionado de entre 60 y 225.000 euros. Y si es un profesional el que comete las irregularidades, las sanciones pueden oscilar entre los 4.500 euros y los 4,5 millones de euros.
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