La especulación inmobiliaria en Portugal ha alcanzado un nuevo extremo con el caso de un empresario chino que, encarcelado por haber causado la muerte de uno de sus inquilinos con un incendio que buscaba el desalojo de un edificio, ha logrado vender el inmueble con un beneficio superior a 500.000 euros.
El caso, destapado este jueves por los medios portugueses, ha levantado ampollas en el país por mostrar los extremos de la especulación inmobiliaria desatada en los últimos años.
El proceso, a veces traumático y siempre acompañado de un incremento generalizado de los precios, ha provocado la expulsión del centro de las grandes ciudades de buena parte de los ciudadanos, sustituidos por inversores, en su mayoría procedentes de China y Rusia, que compran para revender por seis cifras.
Era ése el negocio que llevó a la cárcel a Chenglong Li, un empresario chino que compró en 2016 un edificio en Oporto (norte de Portugal) por 645.000 euros, vendido ahora por 1,2 millones.
La transacción ha sido descubierta por una entidad bancaria lusa, que detectó dos transferencias a China por valor total de casi 600.000 euros realizadas por la esposa del empresario.
El banco, que sospechaba que era un posible blanqueo de capitales, alertó a la Fiscalía, que paralizó la operación y evitó que el dinero saliera de Portugal.
La suma es el beneficio obtenido por la venta del edificio de Oporto, que se planeó en noviembre de 2018, pero con una importante condición para el comprador: el edificio debía entregarse vacío antes del 31 de mayo de 2019.
Comenzaron así los problemas para una de las familias que lo habitaban y que, beneficiarios de un contrato de alquiler de duración ilimitada, rehusaron marcharse.
Eran una mujer de 88 años y varios hijos, a los que Li ofreció sucesivas ofertas, la máxima por valor de 40.000 euros, que rechazaron; el empresario contrató entonces a tres personas para, "a través de la intimidación y la amenaza", obligarlos a salir, según el escrito de acusación de la Fiscalía.
"Ustedes van a salir bien o mal" fue una de las amenazas proferidas, según recoge el Ministerio Público, que agrega que éstas se consumaron el 23 de febrero pasado, con un primer incendio que "tuvo una evolución débil", al que siguió otro el 2 de marzo siguiente.
En el fuego falleció un hombre de 55 años, hijo de la vecina que rechazaba marcharse, en tanto que los demás miembros de la familia tuvieron que ser rescatados por los bomberos, que pronto constataron que las llamas habían sido provocadas en los alrededores de la vivienda.
La Fiscalía detuvo entonces a Li, imputado por un delito de homicidio y cinco tentativas de homicidio, extorsión y blanqueo de capitales, tras considerar los investigadores que "estaba determinado en desocupar el inmueble con el fuego y la muerte de sus habitantes para obtener un mayor enriquecimiento".
La especulación inmobiliaria en Portugal se ha desatado en los últimos años favorecida por el régimen de "visados de oro", que se pueden otorgar a extranjeros que transfieran al menos un millón de euros al país, que creen diez puestos de trabajo o que inviertan como mínimo 350.000 euros en investigación científica o en patrimonio cultural o artístico.
Pero la opción más escogida por los inversores es la compra de inmuebles por más de 500.000 euros, que aglutina el 95 % de los casi 5.000 millones captados durante el programa desde su nacimiento en 2012.
Desde entonces Portugal ha otorgado más de 8.000 visados de este tipo, más de la mitad para ciudadanos de China.
-
No se ha podido acceder al contenido, vuelve a intentarlo más tarde.