La Fundación Nicaragüenses por la Justicia, la Seguridad y la Prosperidad reúne en Zaragoza a 70 exiliados del país centroamericano para mostrar solidaridad con los represaliados del régimen de Daniel Ortega.
El encuentro ha servido también para presentar las ayudas que está concediendo esta fundación, con sede en Chicago (Estados Unidos) a 20 familias exiliadas residentes en la capital aragonesa, que es la ciudad española que más nicaragüenses acoge -9.300 de los aproximadamente 35.000 que viven en todo el país-.
En un restaurante nicaragüense de la ciudad, al son de ritmos puramente centroamericanos y tras ponerse en pie para honrar a su himno nacional, interviene el presidente de la Fundación, Rafael Estrada, y el encuentro se convierte en una asamblea de compatriotas, en la que manifiestan sus preocupaciones por la delicada situación que atraviesa su país.
En una entrevista a EFE, Estrada alude a la falta de conocimiento de la sociedad internacional como parte del problema que tiene Nicaragua para dejar atrás el régimen "totalitario" de Daniel Ortega y celebrar unas elecciones "libres y justas".
En Nicaragua, prosigue, continúan las vulneraciones de los derechos humanos a diarios, los presos políticos e incluso el "asedio" a las familias de esos presos.
"La diferencia es que antes te asesinaban. Ahora, solo te secuestran", apunta un compatriota. De hecho, Estrada relata cómo hace apenas dos semanas seis indígenas fueron asesinados y otros diez siguen desaparecidos en el norte del país.
"No existe el Estado de derecho", las instituciones están para "servir" al régimen de Ortega, el sistema judicial está politizado "desde la Corte Suprema hasta los juzgados", la Policía "no es policía" sino "sicarios pagados" y "la impunidad está fuera de control", denuncia al ofrecer un diagnóstico de la situación en Nicaragua, encallada desde que en abril de 2018 comenzaron las protestas contra el Gobierno.
Además, fruto de la violencia y la inestabilidad, la economía nacional está "destruida" y las inversiones internacionales, "en el piso", porque nadie quiere invertir en el país en las actuales circunstancias.
Eso sí, recalca que la oposición al régimen "no se trata ni de derechas ni de izquierdas", sino de "los derechos humanos más básicos. Recuerda que Nicaragua también sufrió bajo un Gobierno derechista, por lo que su lucha es solo para alcanzar la democracia que su país merece, porque "a las familias que tienen a sus hijos asesinados o que perdieron el empleo por la mala situación económica no les importa de dónde viene la represión".
De hecho, en su intervención ante sus compatriotas incide en que su pueblo ha sido víctima de "la maldita argolla, ya sea de la derecha o de la izquierda" y en que "hay plata para todos".
"Nos hemos venido acostumbrando a la desgracia en Nicaragua y no debe ser así", añade.
No obstante, insiste en que "los días del dictador Ortega están contados" y en que "lo único que tiene ese señor es el arma", por lo que está convencido de que "con la bendición de Dios" el pueblo nicaragüense logrará unas elecciones libres.
Entre los asistentes destaca el temor a que no haya unidad entre los opositores, que no sean capaces de articular una fuerza política que vaya unida, o la frustración de que, pese a contar con estudios, lo máximo que puedan homologar en España sea el Bachillerato.
O casos como el de una mujer que se presenta como Claudia, que relata cómo muchos a muchos compatriotas les es negado el asilo político aunque su vida corra peligro en su país de origen.
En cuanto a las ayudas que ofrece la Fundación Nicaragüenses por la Justicia, la Seguridad y la Prosperidad, 20 familias residentes en Zaragoza recibirán 200 euros para los próximos dos meses, y a partir de ahí se revisará si continúan en este programa piloto o se incorporan familias nuevas.
En palabras de su presidente, es "un empujoncito" para apoyar a estas familias en uno de los principales gastos que tienen que asumir a su llegada a España: el pago del alquiler.
Este programa, que tiene como objetivo llegar a ayudar a cien familias, se suma a otros que desarrolla la Fundación en países como Costa Rica, donde se concentra la mayor concentración de asilados nicaragüenses (alrededor de 100.000).
Allí, lo que hacen es dar apoyo económico a emprendedores para que vuelvan a montar sus negocios en el país de acogida, por ejemplo, comprando maquinaria y materias primas a familias del mismo gremio para que puedan reanudar su actividad.
Estrada resalta también que España ha sido "muy noble" al haber recibido "con los brazos abiertos" a tantos nicaragüenses en un momento en el que tenían que dejar su país si querían salvar sus vidas.
El encuentro de la Fundación con la comunidad nicaragüense en Zaragoza se produjo gracias a la colaboración del Espacio Azul y Blanco, que está todos los miércoles a partir de las 19 horas en el Centro Joaquín Roncal de la capital maña para brindar apoyo a los ciudadanos del país centroamericano.
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