10-03-2020 / 15:21 h EFE

Los psiquiatras que examinaron a la guardia urbana de Barcelona Rosa Peral, acusada del asesinato de su novio Pedro Rodríguez, han cuestionado que sufriera "temor reverencial" hacia su amante, el también procesado Albert López, y la han descrito como "compulsiva" y con necesidad de "control".

Los médicos forenses se han expresado en estos términos ante el jurado popular de la Audiencia de Barcelona en la sesión previa a que declaren Rosa y Albert, para quienes el fiscal pide hasta 25 años de cárcel por asesinar en mayo de 2017 a la víctima, cuyos restos fueron hallados en un coche calcinado en el pantano de Foix.

De acuerdo con el informe que realizaron los peritos públicos y que presentaron cuatro meses después del crimen, Rosa es una persona con un "marcado componente compulsivo", con "necesidad de aprobación social y control de sus acciones y relaciones", "cierta rigidez", a quien le preocupa que "su imagen siempre esté preservada" y "muy sensible a la humillación y la vergüenza".

Han descartado en cambio que sufriera algún tipo de "trastorno" mental o de personalidad que le impidiera decidir sobre sus actos o entender la dimensión de los mismos.

"En el momento de los hechos Rosa tenía plena capacidad de sus facultades", han asegurado los expertos, quienes han indicado que la acusada presentaba síntomas de "ansiedad" debido a "las consecuencias" del crimen.

Los mismos especialistas han avisado también que los test de personalidad demostraron una ansiedad "extrañamente intensa" y niveles de "simulación" muy elevados, lo que les lleva a sospechar que Rosa podría haber "maximizado o exagerado" a la hora de expresar su estado anímico.

"Yo me plantearía si algunas de estas escalas de sintomatología son realmente las que corresponden. Si, quizás, a la hora de informar, no ha estado maximizando o exagerando", ha resaltado una de las peritos.

Los psicólogos y psiquiatras identificaron además en Rosa un "trastorno distímico", caracterizado por "tristeza, baja autoestima y preocupación" que atribuyeron a su situación "privada de libertad".

Han negado así que, a diferencia de lo que ella misma les relató, tuviera miedo de Albert, a quien acusa de haber asesinado a Pedro y haberla amenazado con herir a sus hijas si no lo ayudaba a deshacerse del cadáver y lo delataba ante la policía.

Esta cuestión ha chocado con las conclusiones del informe que elaboraron los peritos privados contratados por la defensa, quienes se han aferrado a su versión de que Rosa sufría "estrés postraumático" y "depresión" debido al temor que sentía por Albert.

"Es un persona que tiende a sentirse perseguida y tiene relaciones interpersonales problemáticas", han asegurado antes de rebatir uno a uno los argumentos que ha lanzado el Fiscal para poner en tela de juicio que una persona "amenazada" pueda desarrollar su vida con normalidad.

Pese a los ingentes esfuerzos del Ministerio Público, los peritos privados han confirmado que Rosa, a cuyas palabras dan total "credibilidad", tenía "miedo" y que por ello solicitó servicio de escoltas 24 horas.

Una tesis de la que los expertos públicos han discrepado al destacar que en su dilatada trayectoria nunca han visto que "sea compatible que una persona tenga temor reverencial 12 días consecutivos con el libre albedrío y sin que el supuesto amenazado conviva con ella".

 
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