14-04-2020 / 16:01 h EFE

En un tiempo en el que los balcones, las ventanas y las terrazas son el lugar para agradecer la labor de aquellos que luchan contra el COVID-19, el Museo de Bellas Artes de Badajoz (MUBA) muestra obras pictóricas que tienen estos espacios como centro de atención.

Así, el MUBA invita a un periplo digital e imaginario por la Venus de Tiziano recostada desnuda frente al jardín de su ventana o al expresionismo de Bonifacio Lázaro que observa desde un ventanuco rostros perdidos.

Todo sucede en espacios abiertos a la luz o la oscuridad, al paisaje o la imaginación, como en el estudio de Isaías Díaz, como el testigo de Fernández Callejo que ve desde el cristal lo que sucede en el exterior, la devanadera de Felipe Checa disfrutando sentada de la luz del ventanal que ilumina su diálogo y el retrato del arquitecto Francisco Vaca, de Adelardo Covarsí, en su despacho con castillo en lontananza.

También están las obras de Antonio Juez con su “Carmen” reposando de espaldas a un gran ventanal abierto a la ciudad, los “zapatos del labrador” de Vaquero Poblador con el ventanuco abierto y la leyenda del castillo de Covarsí.

Para la Diputación de Badajoz, según indica en una nota, en este tiempo de confinamiento los balcones son el aire fresco, la pausa en el devenir rutinario de los días, el aplauso a quienes nos velan, los gestos de ánimo, las miradas perdidas y los sueños demorados.

Son el diálogo nuevo y aceptado, la conexión al mundo exterior para sentir la sociedad. Además, añade, aleja de la monotonía, de la ansiedad y el encierro, de la soledad.

Según recuerda, el arquitecto del Renacimiento Leon Battista Alberti sugería que un cuadro “es una ventana abierta a través de la cual puedo mirar la historia”.

 
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