08-11-2020 / 10:10 h EFE

El "Match del Siglo", el combate de ajedrez más mediático de todos los tiempos, que enfrentó en 1972 a Bobby Fischer con el soviético Boris Spassky en Reikiavik, fue la estación terminal de la senda hacia el título mundial que el genio estadounidense emprendió, hace 50 años, en Palma.

El 9 de noviembre de 1970 la capital balear congregó, en el torneo interzonal considerado más fuerte de la historia, a 24 Grandes Maestros que aspiraban a la corona de Spassky. Los seis mejores obtenían el derecho a disputar el ciclo de candidatos, a partir de los cuartos de final.

Palma ofrecía un torneo muy atractivo para el aficionado, pero el interés traspasó las fronteras del ajedrez debido a la presencia de un personaje -por entonces ya algo excéntrico- que venía precedido de una fama de genio desde sus tiempos de niño prodigio, que estaba medio retirado y no había participado en el último campeonato de Estados Unidos.

Fischer llegó a la capital balear después de obtener contundentes victorias en los torneos de Zagreb y Buenos Aires ante rivales de gran prestigio como Víctor Korchnoi, Vassily Smyslov o Tigran Petrosian.

La expectación en Palma era muy alta, y el genio de Chicago no defraudó. Fischer se había convertido en una seria amenaza para la hegemonía que la Unión Soviética venía exhibiendo en el ajedrez mundial desde 1948, y a partir del interzonal de Palma la sombra de una ruptura en el statu quo empezó a adquirir consistencia.

Pero el genio tardó en abandonar la lámpara. Fischer parecía languidecer en la primera mitad del torneo de Palma, hasta entonces dominado por el soviético Effim Geller. Perdió, incluso, su partida contra el danés Bent Larsen, pero todo cambió a partir del juego contra el hasta entonces líder Geller.

El soviético, al mando de las blancas, se propuso obtener sin lucha unas "tablas de Grandes Maestros", ofreciendo en la misma apertura un empate que Fischer rechazó. Bien al contrario, el norteamericano prologó la lucha hasta forzar el error fatal de su adversario en la jugada 71.

El combate contra el representante de su "odiada" Unión Soviética había despertado a la fiera. El genio se puso de líder y terminó ganando el torneo con 3,5 puntos de ventaja sobre Larsen, el alemán Robert Huebner y Geller. El soviético Mark Taimánov y el alemán Wolfgang Uhlmann fueron los otros clasificados para el ciclo de candidatos al título mundial.

Fischer arrolló en el Candidatos a cuantos rivales se cruzaron en su camino hacia el "Match del Siglo". Batió por un rotundo 6-0 tanto a Taimánov, en cuartos de final, como a Larsen en semifinales. Dos marcadores increíbles entre la elite. En la final derrotó por 6,5 a 2,5 a Petrosian, ganándose así el derecho a disputar el título al monarca Boris Spassy.

El interzonal de Palma en 1970 sentó las base del mito y el mundial de Reikiavik puso definitivamente en órbita a uno de los mayores genios del ajedrez -para muchos el mejor de la historia-, cuya excentricidad se fue agudizando hasta su muerte en Reikiavik, a los 64 años (justo el número de casillas del tablero), perseguido por las autoridades judiciales de Estados Unidos, en el olvido y con síntomas de un fuerte desequilibrio mental.

Tras destronar a Spassky con marcador de 12,5 a 8,5, Fischer desapareció de la vida pública y no volvió a jugar más partidas oficiales: en 1975, cuando tuvo que defender su corona frente al aspirante Anatoly Karpov, planteó exigencias inaceptables para la FIDE, que lo despojó del título por incomparecencia.

Fischer fue detenido en Tokio en julio de 2004 por intentar usar un pasaporte revocado por EEUU, que tenía dictada contra él una orden de busca y captura desde 1992 por violar una prohibición del Gobierno de viajar a la antigua Yugoslavia y desarrollar una actividad económica allí.

En medio de la guerra de los Balcanes, Fischer no hizo caso de la orden y viajó a Belgrado para jugar, veinte años después de aquel otro de Reikiavik, un encuentro de revancha frente a Spassky que le reportó un premio de 3,3 millones de dólares. Ganó diez partidas, perdió cinco y las otras quince terminaron en tablas.

Seis años después de aquel primer duelo contra Spassky, el encuentro Anatoli Kárpov-Victor Korchnoi de Baguío (Filipinas) constituyó el segundo episodio de la "guerra fría" en el ajedrez, seguido con verdadera pasión por los aficionados de todo el mundo.

Eran tiempos en los que el ajedrez arrastraba pasiones y ocupaba espacio en los medios de todo el mundo, incluso en las portadas. Trece años que incendiaron el mundo del tablero con tres batallas feroces que alimentaron la "guerra fría": Fischer-Spassky en 1972, Kárpov-Kórchnoi en 1978 y Kárpov-Kaspárov en 1985.

 
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