El desparrame diario de residuos sobre el suelo est causando un problema de convivencia entre vecinos de un comedor social de Palma y la legin de personas que recurren a este lugar para poder comer. Es otra cara de la crisis provocada por una pandemia.
Tras el cierre del comedor Zaqueo del barrio de Canamunt, un reguero de bolsas de plstico, botellas y mascarillas, adorna las aceras y portales de los edificios prximos cuyos vecinos reclaman mayor presencia policial para acabar con esa suciedad, a la vez que a los voluntarios les preocupa que su labor de beneficencia se criminalice.
Caminando por las calles adyacentes al comedor social Tardor, situado en el barrio de Foners, as cmo el de Zaqueo, justo despus de abrir el servicio de entrega de alimentos, se observa a simple vista sobre el suelo restos de comida, bolsas de plstico, tenedores y fiambreras.
Esta escena, que se repite a diario incita quejas por parte los vecinos, que dicen estar cansados de ver soportar esa suciedad, que segn asegura la presidenta de la Asociacin de vecinos de Canamunt, Belen lvarez, es consecuencia de la emergencia sanitaria que estamos viviendo.
Adems de los desechos, los habitantes de la zona se quejan tambin de la peste que genera la libertad de miccin que demuestran algunas de las personas que acuden al comedor social.
Al estar cerrado el comedor presencial por seguridad sanitaria, ahora reparten comida para llevar, y por tanto los baos pblicos estn bajo llave.
"Cada maana al salir de casa me encuentro bolsas de plstico y litronas de cerveza justo en la entrada, el primer da lo pas, pero ya llevamos semanas con esta situacin insoportable", relata una vecina.
Los voluntarios de Zaqueo tienen identificadas a las personas conflictivas, y segn apunta la presidenta del vecindario de los 120 usuarios diarios que pasan por all, saben que solo son una veintena causan problemas.
Desde la asociacin de vecinos instan a que no se seale a los comedores por no ser el problema.
Entendemos que haya vecinos que estn enfadados, pero tenemos que pensar soluciones entre todos, afirma contundente lvarez.
A raz de la situacin, los comedores han empezado a adoptar medidas como la de prescindir del vaso de plstico en el que entregaban una bebida chocolateada que por lo general era arrojado al suelo una vez consumida.
Los gestores de estos dos comedores sociales solicitan mayor presencia policial durante la franja horaria en la que reparten los alimentos.
Fuentes de la Polica Local, que por lo general tiene una patrulla disponible a las horas de mayor afluencia, confirman haber recibido numerosas quejas, adems de dos denuncias por conducta incvica de vecinos que habitan en viviendas cerca del comedor Tardor,
La mayora de quejas son por arrojar residuos en la calle, aglomeracin de personas en la cola del comedor.
Cuando est la polica aqu, todo funciona correctamente, asegura Toni Bauz, fundador de Tardor, se ponen correctamente la mascarilla y dejan espacio suficiente en la cola.
Para Bauz uno de los mayores problemas actuales es el que la gente desarrolla aporofobia, miedo a la pobreza o a los pobres.
Con lo que hacemos en los comedores lo que estamos es evitando que haya disrupcin social, ayudamos a que haya paz. Si no hubiera centros como estos habra ms problemas en la calle, porque quiz estaran llamando directamente a la puerta del vecino, explica.
"La aporofobia anula la empata", asegura el fundador del comedor, "pero hay que recordar que el 0,5 % de personas que pasan por aqu tiene problemas de alcohol o problemas psiquitricos, la gran mayora acta correctamente".
Los voluntarios del comedor temen las consecuencias sociales de la nueva ola de la pandemia. En la primera, pasaron de atender a 800 personas a cerca de 2.700.
Si seguimos con este ritmo de contagio, en unos pocos das las colas van a dar la vuelta a la calle, apunta el fundador de Tardor.
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