16-12-2020 / 14:02 h EFE

Más de 60 alumnos voluntarios de diferentes grados de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) se han apuntado en los dos últimos cursos al programa IkasLagun por el que ofrecen refuerzo académico a niños bajo tutela de la Diputación de Gipuzkoa para mejorar su rendimiento académico.

La UPV y la institución foral guipuzcoana han firmado un convenio para impulsar este proyecto, que de momento se lleva a cabo solo en Gipuzkoa y que se puso en marcha en el curso 2018-2019 con 32 estudiantes (Ikaslagun) que ayudaron a 28 niños tutelados que requerían de refuerzo para hacer los deberes del colegio.

El germen es el programa Arrakasta, una iniciativa iniciada en gipuzkoa y que se extendió a Bizkaia y Álava y que busca ayudar a que adolescentes acogidos a los sistemas de protección pudieran acceder a la universidad.

Con el objetivo de que el mayor número de niños puedan en un futuro acceder a estudios universitarios, el grupo Garaian, junto con la sección de acogimiento de la Diputación, inició hace tres años IkasLagun, que se puso en marcha en el curso 2018-19 con 32 estudiantes voluntarios y 28 niños.

Tras esta primera iniciativa piloto, sus impulsores comprobaron su eficacia para los niños que veían mejoras en su rendimiento escolar mientras los voluntarios adquieren competencias personales, académicas y sociales.

Durante el curso 2019-20 fueron 64 niños atendidos en 12 recursos y 64 voluntarios y otros 54 suplentes los que integraron IksaLagun. Aunque en marzo se vieron obligados a paralizar la actividad por la pandemia siguieron con actividades para mantener el vínculo entre los pequeños y su "ikaslagun".

En este curso 2020-2021 61 estudiantes ayudarán a otros tantos niños residentes en 13 pisos de protección, de manera presencial en algunos casos y virtual en otros, según ha explicado Joana Miguelena, responsable de la oficina técnica de Ikaslagun en la presentación de la iniciativa en la que han participado también el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y la rectora de la UPV/EHU, Nekane Balluerka.

La responsable de un piso de protección en Lezo, Yolanda Troitiño, ha resaltado que, por un lado, IksaLagun acerca la realidad de los recursos residenciales a los estudiantes y amplía su experiencia profesional, mientras para los niños se convierten en una "referencia".

"Es muy importante para ellos que un estudiante vaya de forma voluntaria y dedique parte de su tiempo a ayudarles y repercute en su autoestima", aunque sean dos horas a la semana, ha indicado Troitiño.

"Más allá de lo académico", se forjan "vínculos de cariño" entre el profesor y el alumno, algo que ha quedado evidenciado con el parón de la pandemia y la vuelta a la actividad en la que los menores siempre preguntan sobre "cuando va a llegar su 'ikaslagun'", ha señalado.

En este sentido se han manifestado también Iker Callado y Leire Isasa, dos estudiantes que han repetido este año la experiencia como voluntarios.

Aunque el objetivo principal es mejorar el rendimiento académico "lo más enriquecedor es la relación que surge con los niños", ha señalado Isasa que ha indicado que la motivación para participar no son los tres créditos que se obtienen.

Callado ha señalado que el "ikaslagun" se convierte en un referente emocional para los niños, que aportan al voluntario el "mayor reconocimiento" cuando le agradecen que por su ayuda ha logrado entender un tema que le era complicado.

Olano ha resaltado la implicación personal de los voluntarios y la oportunidad que aporta IkasLagun en el trabajo por la igualdad y la reducción del riesgo de exclusión social.

Balluerka ha enmarcado la iniciativa en el contexto de los "valores" de una universidad pública que "debe ser integradora" y ha resaltado que los alumnos son los que han puesto "alma" al proyecto.

 
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