Un grupo de representantes de diversos sectores de la sociedad civil nicaragüenses afirmó este viernes que se cumplió el objetivo de "hacerse escuchar" en la Cumbre de la Américas celebrada en Los Ángeles, Estados Unidos.
"Logramos estar presente, logramos elevar nuestra voz y los reclamos para la descriminalización del libre ejercicio profesional y la condena hacia la persecución y asedio, que tenemos las 'Unidades Médicas' en Nicaragua, únicamente por ejercer el derecho universal de salvar vidas", dijo el doctor Oscar González, representante en el exilio de la Unidad Médica Nicaragüense, en una rueda de prensa telemática.
Aunque el presidente de Nicaragua, el líder sandinista Daniel Ortega, no fue invitado a la Cumbre de las Américas por ser considerado por Estados Unidos como un líder no democrático, decenas de nicaragüenses opositores estuvieron presentes en las mesas de trabajo paralelas al evento.
"Hemos tenido reuniones para hablar con algunos cancilleres y delegados de juventudes de diferentes países, para concientizar sobre los derechos humanos en nuestro país, y sobre todo el tema de la justicia", señaló, por su lado, el representante de la Coordinadora Universitaria por la Democracia y la Justicia (CUDJ), Andrés Marenco.
Entre los mensajes que los nicaragüenses expusieron en los espacios que otorgó la Cumbre de las Américas estuvo la "liberación de los 183 'presos políticos', el cese a la represión política, a la persecución tanto dentro y fuera del país, el derecho a la dignidad y el respeto, y suplicamos acciones que definitivamente contribuyan al fin de nuestro calvario", resaltó el excarcelado Guillermo Rodríguez.
Las palabras de los representantes del sector médico, juvenil, estudiantil y de los "presos políticos", fueron apoyadas por líderes del sector campesino y las "Madres de Abril", mujeres cuyos hijos murieron en ataques armados contra las manifestaciones antigubernamentales de abril de 2018.
Nicaragua lleva cuatro años en una crisis sociopolítica que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dejado al menos 355 muertos, de los que Ortega reconoce 200, y ha llevado al exilio a más de 100.000 nicaragüenses, así como el cierre de medios de comunicación o la cancelación de cientos de ONG.
Dicha crisis se acentuó en los comicios de noviembre de 2021, cuando Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.
Junto con Ortega, también fueron excluidos los presidentes de Cuba y Venezuela, Miguel Díaz-Canel, y Nicolás Maduro, respectivamente, por razones similares a las de Nicaragua.
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