09-07-2022 / 0:30: h EFE

El presidente de Perú, Pedro Castillo, participó este viernes en la inauguración de una de las dos Unidades de Control Conjunto instaladas en los puertos de Paita, en la región norteña de Piura, y de Matarani, en la sureña Arequipa, para combatir el narcotráfico y el contrabando de mercancías a través de la vía marítima.

"Hoy estamos aquí con el propósito de mejorar la seguridad portuaria y prevenir la utilización de contenedores de carga marítima legítima para actividades ilícitas, en particular el tráfico ilícito de drogas y el contrabando de mercancías", declaró Castillo en el puerto de Paita, mientras que en Matarani se procedía con el lanzamiento simultáneo.

La infraestructura inaugurada forma parte del Programa Global de Control de Contenedores (PGCC) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) y la Organización Mundial de Aduanas (OMA).

Este programa tiene como objetivo instalar unidades de control en varios puntos del litoral peruano, dado que hasta la fecha solo existía una unidad de control en el puerto del Callao, vecino a Lima, y el más grande del país.

El jefe de Estado ratificó que durante su Gobierno (2021-2026) estará dispuesto a "enfrentar y poner el pecho por el Perú" ante los flagelos del tráfico ilícito de drogas, el crimen organizado, la corrupción, la pobreza y la trata de personas.

Castillo subrayó que estas medidas de control "son complementarias a las estrategias de erradicación de cultivos ilícitos y a la de promoción de cultivos sostenibles y alternativos, que venimos implementando", en vista a que Perú es el segundo productor mundial de hoja de coca, el insumo de la cocaína.

En ese sentido, el mandatario se mostró seguro de que el inicio de operaciones de estas nuevas unidades de control conjunto "contribuirán no solo a fortalecer nuestras capacidades portuarias contra el tráfico ilícito de drogas; sino que, además, reafirmará el compromiso inquebrantable del Perú" y de su Gobierno "en la lucha frontal contra este flagelo".

De acuerdo al informe anual de cultivos hoja de coca de 2020 de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), la superficie cocalera de Perú creció un 13,03 % respecto a 2019, cuando registraba 54.655 hectáreas, y pasó a registrar 61.777 hectáreas en ese año.

En total fueron 7.122 hectáreas nuevas de cocales, la cantidad más grande jamás registrada en un solo año, lo que disparó el espacio cocalero hasta el segundo valor más alto de su historia, muy cerca de su pico máximo histórico alcanzado en 2011, cuando se contabilizaron 62.500 hectáreas.

Por otro lado, en 2020, apenas fueron erradicadas unas 6.200 hectáreas, lejos de los récords de erradicación alcanzados en años anteriores, cuando se superaron las 25.000 hectáreas anuales, mientras que desde el inicio de 2021 solo se erradicaron 1.150 hectáreas.

Aproximadamente, el 85 % del espacio cocalero de Perú va destinado al narcotráfico para la fabricación de cocaína en sus diferentes formas, pues hay unas 9.000 hectáreas que se destinan al consumo tradicional de hoja de coca, como es el mascado, y para la elaboración de productos legales como mates, caramelos y harinas.

 
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