El iracundo Ciro Gomes y su improbable alternativa entre Lula y Bolsonaro

El laborista Ciro Gomes ha sido alcalde, gobernador, ministro, diputado y ahora aspira por cuarta vez a la Presidencia de Brasil. Pero ese impecable currículum político no incluye su iracundo carácter, que otra vez puede pasarle factura.

La candidatura de Gomes fue oficializada este miércoles por el Partido Democrático Laborista (PDT, por sus siglas en portugués), que no anunció todavía quién le acompañará en la fórmula como candidato a vicepresidente.

Esa indefinición, según el propio partido, obedece a la altísima polarización del electorado entre el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el gobernante Jair Bolsonaro, que dificulta las alianzas con otras fuerzas, pero es también reflejo de la intransigencia que acompaña a Gomes desde hace décadas.

Nacido en la antigua socialdemocracia, ha sido siempre una de las referencias de la centroizquierda brasileña, cercano en una época al expresidente Fernando Henrique Cardoso y después al exmandatario Lula, pero con ambos ha acabado totalmente enemistado.

Con pocos amigos en la política, parte hacia una nueva aventura con todas las de perder y un capital histórico constituido por cerca de un 10 % de las intenciones de voto.

Se presenta como la "calle del medio" entre la ultraderecha de Bolsonaro, a quien tilda de "dictador", y la izquierda "rosa" que ahora encarna Lula, a quien califica sin ambages de "corrupto".

Los puentes con Lula, sólidos durante su Gobierno (2003-2010), en el que fue ministro de Integración, fueron dinamitados por completo en vísperas de la campaña para las elecciones de 2018, cuando el antiguo sindicalista cayó en prisión por presunta corrupción.

Gomes intentó sustituir a Lula como candidato del Partido de los Trabajadores (PT), no tuvo respaldo y se lanzó por su cuenta, en una campaña en la que, como ahora, fue tan duro con la izquierda como con la ultraderecha que acabó llevando al poder a Bolsonaro.

"Lula está preso, idiotas", llegó a vociferar en un acto en el que una multitud le pedía respaldar al PT.

En la segunda vuelta de esas elecciones, en la que el PT estaba representado por Fernando Haddad frente al líder de la ultraderecha, Gomes también se resistió, se declaró neutro y viajó a París, al punto de que ni siquiera votó.

Esa herida aún no cicatriza en el campo progresista y Gomes ahora aparece aislado, con poco espacio para crecer.

Con ese recuerdo, surgieron otros también polémicos, como cuando en la campaña de 1998 le preguntaron por el papel de su entonces esposa, la actriz Patricia Pillar, en un eventual Gobierno y con su conocido malhumor espetó: "Dormir conmigo".

Con un insulto siempre en la punta de la lengua, admite su iracundia, dice que no tiene "sangre de insecto" y sostiene: "Me pueden decir intransigente, pero nadie me puede acusar de ladrón, autoritario o incompetente".

Gomes nació el 6 de noviembre de 1957 en Pindamonhangaba, ciudad del interior del estado de Sao Paulo de la que también es oriundo Geraldo Alckmin, candidato a vicepresidente en la fórmula de Lula.

Entró en la política en el estado de Ceará, en el noreste del país, cuna de su padre y en el que se consolidó como un fuerte caudillo regional en la década de 1980.

Fue gobernador de ese estado, alcalde de su capital, Fortaleza, y representó a esa región como diputado. En 1994, asumió como ministro de Hacienda en momentos en que se comenzaba a instrumentar el Plan Real, que cambió la moneda del país y puso fin a un duro período de hiperinflación en Brasil.

Con esos antecedentes, aspiró por primera vez a la Presidencia en 1998. En esos comicios fue reelegido Fernando Henrique Cardoso, Lula quedó segundo y Gomes en tercer lugar, con un 10 % de los votos.

Intentó de nuevo en 2002, cuando Lula llegó al poder y Gomes se quedó en cuarto lugar, con un 11 %. Volvió a postular en 2018, en las elecciones que ganó Bolsonaro y otra vez amargó un tercer lugar, con un 12 % de los votos.

Las encuestas de cara a las elecciones de octubre dicen que Gomes sigue estancado en su 10 % y lo confirman como un eterno tercero en discordia, por detrás del 45 % que se le atribuye a Lula y el 30 % que tendría Bolsonaro.

Ya ha anunciado que, en una eventual segunda vuelta entre Lula y Bolsonaro, volverá a declararse neutro. La campaña de Lula se frota las manos y confía en que, en ese caso, contará con los electores de Gomes.